By: Luc Gerard 2009-09-02 Category: Política, Economía, Colombia, Inversión

En Crisis: Cambio, Capital Humano y Flexibilidad

En Crisis: Cambio, Capital Humano y Flexibilidad

Hemos vivido un año lleno de mensajes cruzados, en donde por un lado el Ministerio de Hacienda anunciaba que Colombia estaría lista para sobrellevar la crisis económica mundial y por el otro, la comunidad internacional daba señales de una situación crítica que se agravaba constantemente con el paso de los días.

Parece que con los meses y la irrefutable evidencia de los índices mundiales, tanto las perspectivas del Gobierno nacional como las internacionales han empezado a coincidir. Hoy Colombia empieza a sentir los efectos de lo que sucede en el mundo y es de esperar que sus consecuencias sean aún mayores, empujando a que el crecimiento económico del país sea cercano a cero. Aún así es temprano para decir cual será el efecto real sobre la economía nacional. Algunos expertos han determinado que la llamada “Crisis Financiera” se mitigará a finales de 2010, mientras que otros no tan entusiastas calculan que su efecto pasará en cuatro años. Sea cual sea el tiempo de duración, estamos bajo nuevas condiciones que nos exigen y encaminan a tomar decisiones que tengan en cuenta la situación actual.

Enfrentar una crisis es una cosa y salir victoriosos de ésta es otra totalmente diferente. Las empresas no pueden esperar a que el mercado se reajuste y deben empezar a trabajar en planes que fomenten la innovación, buscando alternativas novedosas para comercializar sus productos o servicios, teniendo como objetivo el largo plazo, pero haciendo ajustes para el corto y mediano plazo. Vale la pena acomodar las estrategias para que respondan en condiciones de costos reducidos, a la vez que se busca maximizar la generación y la retención de caja.

Ahora bien, al hacer ajustes muchas veces nos equivocamos y en vez de convertirnos en generadores de confianza, sin desearlo, pasamos a crear una mayor distorsión y una alteración del sistema. Me refiero en este punto a que durante una crisis tanto los gobiernos como las empresas deberían estar listas para asumir posiciones de choque que garanticen la generación de empleo, manteniendo el motor de toda empresa: su capital humano. Por estos días es evidente esta situación, los titulares de los diarios económicos así lo demuestran, y el impacto que dichos encabezados generan es aún más nocivo que la misma acción de despedir a alguna parte de los empleados. Se genera un efecto mariposa que no se sabe exactamente en dónde puede terminar. La desconfianza crece, la incertidumbre del consumidor en general es total y quienes tienen una plaza laboral tratan de asegurarla a toda costa, perdiendo su enfoque y el gusto por el trabajo.

Una creciente bola de nieve se forma e incrementa la ansiedad de toda la sociedad que rápidamente empieza a ver réplicas de despidos masivos, recortes de personal y estrictos controles de gastos. Es un error despedir personal con el objetivo de sobrellevar una depresión financiera. Ahora bien, es claro que se requieren medidas que permitan mitigar los efectos negativos creados por una economía globalizada. Una buena alternativa es la flexibilización laboral.

Este concepto ha venido levantando muchas opiniones encontradas en los últimos años, Existen los que piensan que con ello se quieren desmejorar las condiciones laborales de algunos para “enganchar” a unos pocos. Otros creen que es una alternativa para compensar menos a la fuerza laboral y hay quienes opinan que es una manera para agradar a los gobiernos en detrimento de los trabajadores. Hoy ya se cuenta con experiencias muy positivas sobre la flexibilización laboral, en donde el manejo de jornadas alternas, trabajos a distancia sin necesidad de prestarlos directamente en una oficina, movilidad y conectividad son la clave.

En una crisis la flexibilidad laboral le permite a una organización reestructurar rápidamente su nómina, manteniendo su personal y fortaleciéndolo de acuerdo a las necesidades que el mercado le está imprimiendo a esa empresa. Conceptos como competitividad y diferenciación serán la clave para salir fortalecidos de una crisis, conceptos que solamente se alcanzarán contando con el personal adecuado, en las horas necesarias y bajo las tareas indispensables. Es así como las empresas asumen el reto de convertirse también en agentes de cambio constante con la capacidad de moldearse rápidamente a las exigencias de su entorno.

Eliminar puestos de trabajo como primera alternativa es un riesgo amplio. Tal vez parezca la mejor decisión por su rápido efecto sobre los números de la empresa, pero puede resultar en una costosa alternativa. Con el tiempo serán plazas que deberán llenarse nuevamente con personal no entrenado, sin sentido de pertenencia y probablemente con alguna prevención sobre la forma como la compañía enfrenta las crisis.

Cuando el mercado se contrae y las cosas parecen no tener reversa, es el momento en que la innovación debe primar, pensar fuera de la caja, buscar nuevos caminos y ayudar a que el equipo de trabajo se enfoque en retos diferentes. El pensamiento no puede girar en torno a la problemática aunque no debe ignorarla. La razón y las acciones deben estar enfocadas en motivar nuevos avances que le permitan a todo el equipo crecer motivados por sus propios logros.

Cerrar puestos de trabajo es como tirar una moneda al aire, la empresa decide contraerse en busca de recortar gastos, pero podría buscar flexibilidades con su equipo generando nuevos horarios de trabajo, administrando de una forma distinta el tiempo de sus colaboradores o fomentando el trabajo en equipo. Las alternativas son inmensas siempre y cuando los esfuerzos se concentren no en el problema sino en el modo de solucionarlo. Vale la pena reiterar que para superar una coyuntura crítica es necesario cambiar, no quedarse en los paradigmas viejos que funcionaron en el pasado. Situémonos por un instante en el 2014. La crisis económica ha pasado, los mercados se recuperan y las empresas que están compitiendo son aquellas que cinco años atrás hicieron planes a largo plazo con esquemas de control sobre el corto y mediano término. Competidores que se preocuparon solamente por “sobrevivir” la crisis, reduciendo su distribución, ventas y en general su presencia, están disminuidos.

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La nota económica